Pero ¿Cómo es posible que un
emisor enuncie algo a primera vista totalmente inadecuado, pero el destinatario
lo entienda perfectamente?
El emisor y el receptor deben
tener una cercanía emocional. La actitud expresada por un emisor es una actitud
de rechazo o de desaprobación. El hablante se desliga de la opinión de la que
se hace eco e indica que no la respalda. Que el receptor comprenda depende,
primero, del reconocimiento del enunciado como enunciado de eco, segundo, de la
identificación de la fuente de la que proviene la opinión y, tercero, del
reconocimiento de que la actitud del hablante respecto a la opinión es una
actitud de rechazo o desaprobación.